Antonio López
(Tomelloso, 1936) no parece un hombre de nuestro tiempo y por ello su
obra es tan singular. La desnuda realidad se enreda con lo surrealista y
lo metafísico como símbolo de lo oculto. La ausencia de lo superfluo y
de ornamentos no le distrae en la búsqueda de la verdad. El tiempo en su
vida discurre a una velocidad distinta, no hay prisas. Las preguntas se
responden a paso lento, en una profunda observación de la realidad que
fluye en un presente continuo alimentado del pasado. No existe una
necesidad de lo nuevo, de lo asombroso, ni una búsqueda de estímulos en
el exterior. Todo es interior, más allá de lo físico. Lo importante es
la espera, la huella de las vivencias y de la vida en sí misma. La
consciencia del ahora, intentar atrapar el presente y captar su enigma.
Por eso vuelve a revisar sus obras, son atemporales, siempre en
movimiento. Algo consustancial al hombre desde tiempos ancestrales es el
cuestionamiento de la realidad y su sentido. Antonio López observa esa realidad y nos ofrece su mirada impregnada de sustancias para provocarnos la emoción de la reflexión.
–¿La obra del artista es su pensamiento?
–Sí, y es también su experiencia. Se hace con la sustancia de su pensamiento, pero con todo lo que es su vida, todo lo que le ocurre: todo lo vuelcas ahí.
Más info:
http://www.abc.es/cultura/arte/abci-antonio-lopez-obra-como-rostro-resultado-todo-201603271251_noticia.html
–¿La obra del artista es su pensamiento?
–Sí, y es también su experiencia. Se hace con la sustancia de su pensamiento, pero con todo lo que es su vida, todo lo que le ocurre: todo lo vuelcas ahí.
Más info:
http://www.abc.es/cultura/arte/abci-antonio-lopez-obra-como-rostro-resultado-todo-201603271251_noticia.html