Los defensores de esta creencia propugnan que existen dos aperturas,
una en cada polo, custodiadas en secreto por algunos Gobiernos del mundo
―en el momento de asumir la presidencia, cada presidente es enterado de
este secreto mundial―. También existirían cuevas y sistemas de túneles en todo el planeta Tierra, que podrían unir lugares muy distantes por el subsuelo.
El escritor de ciencia ficción Raymond A. Palmer (1910-1977) afirmaba ―sin aportar ninguna evidencia― que la Tierra es hueca y que los ovnis provienen de una civilización de seres superiores que está oculta en su interior inexplorado.[cita requerida]
El escritor español Félix Baltanás, en su libro Mil kilómetros abajo,1
afirma que el polo magnético debería estar siempre posicionado en el
mismo lugar que el polo geográfico. Afirma también que en el interior de
la Tierra flota un sol que da vida a una tierra interior y habitada sin
noches, con clima tropical y gravedad de 6,7 g. Plantea una opinión
alternativa al movimiento de las placas tectónicas, afirmando que se
deben a que la Tierra está aumentando de tamaño. En el centro de las
aperturas de cada polo no habría gravedad y el mar se hundiría por una
de ellas hasta salir por la otra (lo que serviría de ruta naval y
migratoria hacia el interior). Afirma que estas verdades no son
conocidas por el gran público debido a una gran conspiración en la que
«están involucrados los planetas, la NASA, Google Earth, », que conocen
perfectamente el tema pero se han confabulado para ocultarlo.
La evidencia de que el planeta Tierra es hueco es que la exploración
del interior de la Tierra no ha sido significativa, ya que la máxima
perforación, realizada en el Pozo Superprofundo Kola en Siberia, es de 12,3 km,
el 0,1 % del diámetro terrestre, se esperaba que la profundidad del
pozo alcanzara 13.500 m a finales de 1990 y 15.000 m en 1993,2 pero resultó ser inalcanzable profundizar a un nivel mayor de 12.262 m, y se detuvieron los trabajos en 1992.
El motivo fue que se hizo imposible, técnicamente, el profundizar más
en la corteza pues la temperatura de unos 180ºC (cuando habían calculado
casi la mitad a esas cotas), hacían fluir continuamente una masa de
fango e hidrógeno. Hoy en día los estudios geológicos continúan de la
mano de la empresa estatal GNPP Nebra, con un laboratorio geológico a
8578 metros de profundidad.
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